¿En qué consiste el trastorno límite de la personalidad?
El trastorno límite de la personalidad (TLP) se caracteriza por una gran inestabilidad en las relaciones sociales, la imagen personal y las emociones, así como una marcada impulsividad. Las personas que padecen trastorno límite de la personalidad mantienen relaciones sentimentales muy inestables e intensas, donde hay un paso del amor e idealización al odio. Experimentan una gran preocupación por el posible fin de la relación, con frenéticos esfuerzos por evitar un abandono real o imaginado. En cuanto a la imagen personal, tienen dificultades para definirse, presentan cambios frecuentes en sus valores, sus ideales, sus aspiraciones personales y profesionales. Emocionalmente tienen frecuentes arranques de ira, pasan con gran facilidad de una emoción a otra y suelen experimentar un sentimiento de vacío crónico (falta de sentido a la vida).
¿Qué caracteriza al trastorno límite de la personalidad?
Las personas con TLP suelen presentar algunos de estos comportamientos: actos impulsivos relacionados con excesivo gasto de dinero, hurtos, consumo de alcohol y estupefacientes, conducta sexual de riesgo, juego, etc., comportamientos violentos relacionados con ataques de ira que surgen de manera imprevista, autolesiones (cortes, quemaduras…), amenazas de suicidio e intentos de acabar con la propia vida, esfuerzos frenéticos de frenar un abandono sentimental tanto real como imaginado, acciones impredecibles, ponen fin a las relaciones por asuntos de poca importancia y dar frecuentes paseos en solitario para reflexionar.
Emocionalmente, suelen caracterizarse por experimentar emociones intensas que varían en minutos u horas, un sentimiento crónico de vacío y aburrimiento, frecuentes ataques de ira que son difíciles de controlar, sentimientos de admiración hacia personas que le rodean que en pocos días dan paso al odio, desprecio, rechazo; sienten terror a la soledad, experimentan emociones contradictorias durante el mismo espacio de tiempo, una constante sensación de falta de cariño y atención, un intenso sentimiento de vergüenza, odio e ira hacia sí mismas y tienden a inhibir las emociones negativas especialmente asociadas con el dolor y la pérdida (tristeza, culpabilidad, vergüenza, ansiedad o pánico).
A nivel cognitivo, están las valoraciones extremas en la forma de valorarse a sí mismas y a los demás (bueno/malo, héroe/villano, inteligente/estúpido, etc.) que cambian en cuestión de horas o días, fluctuaciones constantes de expectativas en las relaciones interpersonales, pensamientos anticipatorios de abandono, atribución de la responsabilidad de los acontecimientos negativos al entorno (familia, amigos, etc.), frecuentes autorreproches, autocastigos y autocríticas, valores de vida, metas personales y profesionales variables e inestables (por ejemplo, cambio de carrera, de religión, etc.), carencia de un sentido estable de quiénes son y dificultades para aprender de experiencias pasadas. Pueden tener una clase de pequeños episodios psicóticos (alucinaciones, delirios) cuando están en situaciones de estrés.
¿Qué consecuencias tiene el trastorno límite de la personalidad en quien lo padece?
El trastorno límite de la personalidad acarrea consecuencias negativas en casi todos los ámbitos de la vida de quien lo padece. Los constantes cambios de humor, las expresiones sentimentales desorbitadas, los ataques de furia, las continuas exigencias y reproches, el vaivén de sentimientos de amor y odio hacia aquellos que le rodean, hacen que las relaciones (de pareja, amistad, familiares) con una persona con TLP sean difíciles de mantener. De manera que en numerosas ocasiones se encuentran realmente solos o con una o dos personas que forman su red social o de apoyo.
A nivel ocupacional, es posible que no se mantengan en los estudios, cambien de trabajo frecuentemente, que sean despedidos por continuas riñas con sus superiores o compañeros, pequeños robos, impuntualidad, etc.
En el ámbito personal, las personas con TLP tienen dificultades para comprender que emociones están sintiendo y a raíz de qué se han producido. Les resulta casi imposible mantener la confianza en sí mismas, debido a la inestabilidad en sus ideales, gustos, intereses, identidad. Se dirigen numerosas críticas y autorreproches, por lo que suelen presentar una baja autoestima y escaso afecto hacia sí mismas. Frecuentemente se sienten heridas por los demás, vulnerables a las opiniones de otros, incomprendidas.
En general, el TLP provoca una sensación de malestar y sufrimiento casi constante en la persona y un vacío existencial que pueden dar lugar a comportamientos suicidas y a actos autolesivos (por ejemplo, cortes, quemaduras).
Teniendo en cuenta las consecuencias que el TLP puede acarrear en la vida de la persona, se aconseja solicitar ayuda profesional si se cree padecer un TLP (o si considera que puede padecerlo alguna persona cercana a usted). Una evaluación e intervención precoz beneficia el pronóstico y la evolución del trastorno.
¿Qué otros trastornos mentales pueden darse al mismo tiempo que el trastorno límite de la personalidad?
Las personas que padecen TLP suelen presentar otros trastornos psicológicos que se dan conjuntamente con el trastorno límite, los más comunes son: consumo de sustancias psicoactivas, trastornos de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia, etc.), trastornos del control de los impulsos (ludopatía, cleptomanía, etc.), trastorno por déficit de atención, trastorno por estrés postraumático y depresión mayor.
¿Cuáles son las causas del trastorno límite de la personalidad?
En la actualidad todavía no se conocen a ciencia cierta las causas que originan el TLP. Sin embargo hay diferentes propuestas basadas en el alto porcentaje de pacientes con TLP que presentan ciertas circunstancias (o atributos) en su historia de vida o en sus características personales. Entre estas circunstancias están las separaciones en la infancia de las personas de apego, alteración en cuanto al compromiso con los hijos y el cuidado de estos, historia de abuso infantil, temperamento vulnerable o sensible; predisposición de la familia a padecer trastornos psiquiátricos y alteraciones neurológicas o bioquímicas.
Un modelo biosocial que explicaría el origen del TLP sostiene que las personas con TLP biológicamente experimentan las emociones de una forma más intensa y duradera que aquellas que no lo padecen. A esta “sensibilidad emocional” se le uniría un ambiente familiar en el que este tipo de respuestas emocionales son castigadas o no tenidas en cuenta. Cuando el ambiente familiar invalida estas respuestas emocionales, en vez de enseñar habilidades para manejar adecuadamente las emociones, la persona tiene una alta probabilidad de presentar dificultades para sobrellevar los sentimientos perturbadores, pueden aparecer sentimientos de culpa y estigmatizaciones como “soy un bicho raro” (por tener una alta emocionalidad) y tienen a interpretar las situaciones no en función de lo que sienten sino en cómo creen que deberían sentir.
¿Qué podría hacer una persona con trastorno límite de la personalidad?
Cuando se es diagnosticado con un TLP, o se cree padecerlo, es importante solicitar ayuda psicológica. Una evaluación e intervención precoz favorece el pronóstico del trastorno.
Cuando una persona con TLP acude al psicólogo es evaluado a través de una serie de pruebas y una o más entrevistas diagnósticas. Este proceso de evaluación es necesario para determinar si existe o no un TLP y ver qué otra sintomatología (de otros posibles trastornos) presenta la persona. Una vez terminada la evaluación, el psicólogo diseñará un programa tratamiento específico para abordar el TLP así como la sintomatología asociada. En pacientes con TLP la terapia se dirige principalmente al manejo de las emociones y los comportamientos impulsivos, así como a las conductas suicidas.
El tratamiento psicológico para la familia también es importante. Es necesario que quienes conviven con el paciente comprendan lo que es el TLP y cuáles pueden ser algunas formas más adecuadas de lidiar con las características de este trastorno, de tal forma que no le impidan continuar con su propia vida y a su vez mantenga mejores niveles de relación con su ser querido.
¿Qué tratamientos hay para el trastorno límite de la personalidad?
El tratamiento de elección para el TLP es la intervención psicológica. Concretamente la terapia en pacientes con TLP debe ir dirigida a contener la impulsividad y a manejar las emociones. En la actualidad existen diferentes tipos de intervención psicológica (por ejemplo, la terapia cognitivo conductual, la terapia cognitiva, la terapia centrada en esquemas, la atención plena o mindfulness, el entrenamiento en solución de problemas, la terapia icónica), sin embargo, la que ha resultado más eficaz es la terapia dialéctica conductual (TDC). La TDC está basada en muchos de los principios y técnicas del enfoque cognitivo conductual de la Psicología e integra la orientación dialéctica y la práctica zen. Es eficaz para reducir significativamente los comportamientos suicidas, las autolesiones, los ingresos en dispositivos de salud mental, los sentimientos de desesperanza, la adherencia al tratamiento y el ajuste social.