¿En qué consiste la agorafobia?

La agorafobia consiste en un miedo intenso o ansiedad en ciertas situaciones en las que la persona piensa que es difícil escapar o conseguir la ayuda oportuna en caso de experimentar síntomas de pánico u otros síntomas incapacitantes o vergonzosos.

Algunos ejemplos de estas situaciones son los espacios abiertos (estacionamientos, plazas de mercado, puentes), lugares encerrados (tiendas, cine, teatros), hacer fila o estar en medio de una multitud, estar solo lejos de casa o usar el trasporte público (coches, buses, trenes, aviones, etc.)

¿Qué caracteriza a la agorafobia?

Quien sufre agorafobia experimenta miedo o ansiedad intensos (y desproporcionados) al imaginar o exponerse de forma real a las distintas situaciones agorafóbicas. Sus pensamientos están centrados en que algo terrible puede suceder en tales situaciones y que no recibirá ayuda o podrá escapar de ella, pero estos pueden variar según la etapa de la vida. Por ejemplo, un niño puede tener preocupaciones relacionadas con perderse, un adulto con experimentar pánico y un adulto mayor con sufrir una caída.

Las personas suelen evitar activamente las situaciones agorafóbicas, es decir, que planifican intencionadamente cómo prevenir o minimizar la probabilidad de estar en tales situaciones, pero si no lo hacen permanecen en ella soportando un malestar muy grande.

¿Qué impacto tiene la agorafobia en quien la padece?

La agorafobia puede suponer un importante deterioro en la calidad de vida de la persona que la padece, pues afecta notoriamente su funcionamiento. Debido a la evitación agorafóbica, muchas personas renuncian a sus trabajos, a su vida social y al ocio fuera de casa, disminuyendo de este modo su productividad laboral, aumentando el aislamiento y creando “un caldo de cultivo” para otros trastornos, como los trastornos depresivos y el consumo de alcohol.

La agorafobia del paciente no le afecta sólo a él si no a su entorno más inmediato (pareja, familia), precisamente porque ven cómo se restringen las posibilidades para disfrutar y compartir con el paciente.

¿Qué otros trastornos mentales pueden darse al mismo tiempo que la agorafobia?

La mayoría de sujetos con agorafobia tienen otros trastornos psicológicos, como los trastornos de ansiedad (fobias específicas, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad social), trastorno depresivo mayor, trastorno de estrés postraumático y consumo de alcohol.

¿Cuáles son las causas de la agorafobia?

En la agorafobia es factible que la persona experimentara niveles elevados de ansiedad estando en lugares o situaciones específicas, como centros comerciales, calles repletas de gente, grandes espacios abiertos, medios de transporte, sitios muy encerrados (discotecas, cines, teatros) y asociara tales respuesta de ansiedad con estas situaciones. Debido a esto, lo más probable es que la persona se viera urgida a huir de las situaciones y buscar un sitio seguro (como su casa), protección o atención médica (si experimentó síntomas de pánico). Dado que con la huida consiguió disminuir sus niveles de ansiedad aumentó con ello la posibilidad de repetir las respuestas de huida e incluso la evitación activa de las situaciones. Al final, la evitación hace que se mantenga la respuesta de ansiedad y el trastorno se mantenga.

Entre los factores de riesgo para la agorafobia están, a nivel biológico, la propensión a experimentar emociones negativas (ansiedad), un temperamento inhibido o reservado frente a situaciones o lugares, el creer que los síntomas de ansiedad pueden ser peligrosos y los factores genéticos (pues hay mayor riesgo de sufrir agorafobia en familias afectadas por este trastorno) y, a nivel ambiental, el haber sufrido algún evento negativo o estresante en la infancia (por ejemplo, la separación o muerte de los padres, ser atacado o asaltado, etc.), un clima familiar caracterizado por los esfuerzos por reducir posibles daños y la sobreprotección.

¿Qué podría hacer una persona con agorafobia?

Debido a que la agorafobia es un problema persistente, crónico, se presenta con frecuencia con otros trastornos psicológicos (que complican la situación) y tiene graves consecuencias (incluida la propia salud mental), la persona afectada debería buscar ayuda psicológica.

El psicólogo llevará a cabo un proceso de evaluación utilizando la entrevista clínica que le ayudará a comprender lo que está ocurriendo, conocer cómo ha sido la evolución del problema e identificar el impacto que ha tenido (y tiene) en su vida. Utilizará cuestionarios o le pedirá que haga una serie de registros durante la semana para tener una línea de base que utilizará luego para comprobar los avances en el tratamiento.

¿Qué tratamientos hay para la agorafobia?

La terapia cognitivo conductual ha mostrado ser la más eficaz en el tratamiento de la agorafobia. Esta terapia combina la psicoeducación (una explicación de lo que le sucede al paciente), técnicas de exposición en vivo a las situaciones temidas y la exposición interoceptiva (es decir, a los síntomas fisiológicos para que haya habituación), técnicas cognitivas (para comprender y modificar las interpretaciones catastróficas que realiza sobre las sensaciones físicas y las situaciones) y técnicas de relajación (para ayudar a regular los síntomas fisiológicos).

En ocasiones, se lleva simultáneamente un tratamiento farmacológico (con ansiolíticos o antidepresivos), pero aquello dependerá de la evaluación inicial que se realice del caso. No obstante, hay pruebas científicas de que la terapia combinada (terapia psicológica + tratamiento farmacológico) no es mucho más eficaz que la terapia psicológica sola.